México: Ex estrella de fútbol cuenta su historia de conversión con la Virgen de Guadalupe

México: Ex estrella de fútbol cuenta su historia de conversión con la Virgen de Guadalupe

Alberto García Aspe fue un exitoso futbolista mexicano y ahora es comentarista de la cadena Fox Sports. Hoy da testimonio de su fe en Dios y su amor hacia la Virgen de Guadalupe, algo que hace algunos años simplemente "no hubiera creído".

 

 

"Hoy me siento realmente orgulloso de poder dar a conocer lo que Dios ha logrado en mí y en mi familia, desde que tuve mi encuentro con Él", dijo el ex futbolista al semanario mexicano Desde la Fe.

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"Provengo de padres católicos, pero la práctica de nuestra religión se limitaba a ir los domingos a Misa, o alguna celebración; es decir, como católicos 'light'. No practicábamos verdaderamente la oración, ni hacíamos ayuno, ni sacrificios, ni penitencia, así como tampoco participábamos conscientemente en la Eucaristía. ¡Hoy todo eso ha cambiado!", explicó.

García Aspe debutó como futbolista profesional a los 17 años, y a lo largo de su carrera jugó para los clubes mexicanos Pumas, Necaxa, América, Puebla y el club argentino River Plate. También integró el plantel de su país para las Copas Mundiales de Estados Unidos 94, Francia 98 y Corea-Japón 2002.

En 1990, año en que contrajo matrimonio con Rosy Peláez, García Aspe obtuvo el campeonato con los Pumas, y a partir de entonces su carrera fue en ascenso. Sin embargo, el éxito y la fama lo llevaron en determinado momento a descuidar a la familia.

"Comencé a acercarme un poquito a Dios, pero a un Dios muy 'cómodo'; es decir, a un Dios dominical y de pedir, pedir, pedir".  

En 1992 nació su primera hija, María Rosa, y tres años más tarde nació la segunda a quien pusieron por nombre Ximena.  

El 11 de mayo de 1995, cuando se había integrado al equipo Necaxa y estaba concentrado en Valle de Bravo para un campeonato, recibió una llamada telefónica del hospital, donde se le advirtió que su esposa se encontraba en un delicado estado de salud.

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Al llegar al hospital en Ciudad de México, un doctor le solicitó su firma para que a su esposa le pudieran practicar una cirugía. "Rece mucho por ella", le dijo el médico.

"Esa noche experimenté dos situaciones que nunca olvidaré. Antes de la operación, cuando mi esposa iba rumbo al quirófano, una enfermera se le acercó para hacerle una revisión de rutina; el nombre de esa enfermera era Guadalupe, estaba a la vista en su broche. Mi esposa, al percatarse de eso, le preguntó si creía en la Virgen, y la enfermera respondió: '¡Sí, no se preocupe, todo va a estar bien!'", relató García.

Tras la operación y durante la madrugada, García Aspe se encontraba con sus suegros en una de las salas de espera del hospital, aguardando los informes médicos.

"En ese momento llegó una amiga cercana a mis suegros, quien nos invitó a rezar el Santo Rosario. Yo me molesté, se me hizo imprudente que se presentara a esa hora, pero finalmente accedí. Al momento en que terminó el rezo, sonó el teléfono; era el doctor con la noticia de que Rosy estaba fuera de peligro, y me dijo que podía pasar a verla. Cuando la vi, lo primero que le dije fue que me retiraría del campeonato para cuidarla. Ella se negó, me pidió regresar al plantel para ser campeones. ¡Gracias a Dios estaba a salvo! Me pidió buscar a la enfermera para agradecer sus palabras de aliento. Jamás la encontré; nadie sabía de ella. Semanas más tarde celebrábamos juntos el triunfo del Necaxa".

Tres meses después, García Aspe fue contratado por el River Plate de Argentina, equipo que lo convirtió en un jugador internacional.

"Poco a poco me acoplé a aquel país y a su fútbol, pero un día, por un partido mal jugado, todo cambió: me desconcentré y mi juego decayó, al grado de no ser considerado entre las reservas. Me deprimí, incluso pensé en suicidarme. Ya aquí en México acaricié la idea de estrellarme en el auto".

Sin embargo, esos momentos difíciles sirvieron para que se uniera más a su esposa e hijas: "me abrieron la mente y el corazón a los proyectos de Dios, comprendí que el Señor aún tenía planes para mí".

"Manolo Lapuente me había llamado invitándome a reintegrarme a las filas del Necaxa, jugué la mitad de la temporada y el partido por el campeonato, en el que nuevamente salimos triunfantes; detalles que definitivamente me acercaron más a Dios y a la Virgen de Guadalupe", concluyó.

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