El Estadio Azul de México (México) fue escenario del XXIII Rosario Viviente, organizado por la Arquidiócesis de México y al que asistieron más de 15 mil personas para rezar por los cristianos perseguidos, y de manera especial por los de Irak.
"Nos unimos al Sumo Pontífice pidiendo por la paz del mundo y en continuidad con la exhortación que hice el pasado 7 de septiembre en la Basílica de Guadalupe, oramos por todos los cristianos que en más de 25 países sufren persecución, especialmente, por nuestros hermanos en Irak", expresó el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México.
Tal como se lee en una nota publicada por la Agencia SIAME, sobre este evento del 11 de octubre, el Cardenal Rivera expresó que dentro de las intenciones también estaban "la abundancia de frutos espirituales en el Sínodo de la Familia que se está realizando en el Vaticano" y "los países de África que sufren la epidemia de ébola".