"Fue un acto de suprema caridad", con esas palabras María Victoria Hernández, postuladora de la causa de María Pilar Gullón, Octavia Iglesias y Olga Pérez, conocidas como las enfermeras mártires de Astorga, definió el martirio de estas tres jóvenes asesinadas por no renegar de la fe durante la Guerra Civil española de 1936 a 1939.
Las tres eran laicas y fueron asesinadas por odio a la fe en Pola de Somiedo (España) el 28 de octubre de 1936 después de haber sido violadas durante toda la noche por un grupo de milicianos.
Según explicó María Victoria Hernández en declaraciones a ACI Prensa, ninguna de las tres jóvenes era enfermera, pero ante el drama de la guerra, decidieron formarse en la Cruz Roja para ayudar a los heridos "de modo imparcial, es decir, de las derechas y de las izquierdas. De los dos bandos de la Guerra Civil".