Asimismo, recuerda que si bien son muchos los ciudadanos españoles en situación de pobreza a cuenta de la crisis, en España hay "todo un país que apoya y una sociedad que ampara". "Para las personas con las que trabaja Manos Unidas, la diferencia entre ayudarles o no, es la muerte: se mueren y la gente en España no se lo cree. Se mueren y por eso no se les puede dejar sin fondos", asegura.
La presidenta de Manos Unidas considera que en lugar de recortar el presupuesto, se debería emprender "una reorganización de las ONG", estableciendo unos mínimos de base social para acceder a subvenciones públicas, de manera que no hubiese entidades exclusivamente dependientes de la Administración.
Además, defiende la necesidad de un "cambio en el sistema" que permita a esos "pobres entre los pobres" superar su situación. Su receta pasa por "fomentar mucho más el desarrollo", establecer "relaciones comerciales más justas" y "acabar con la hipocresía" evitando que "las multinacionales corrompan a los gobiernos como lo están haciendo".
"La pobreza tiene un origen: que unos quieren ganar demasiado a costa de que otros vivan así y eso es lo que hay que cambiar. Esa es una labor muy lenta y difícil porque tenemos a muchas personas diciendo lo contrario, pero tenemos que seguir 'dando la vara'", ha señalado.