En julio de 2005, María Esposito tenía 36 años de edad, estaba embarazada de su segundo hijo y le diagnosticaron linfoma de Burkitt, una agresiva leucemia que podía terminar con su vida. Pesaba solo 42 kilos, acudió junto a su familia a la intercesión del Papa Pío XII y después de la primera sesión de quimioterapia se curó completamente.
Junto a su esposo Umberto, María llegó a Roma para dar testimonio de su curación por la apertura del nuevo Museo dedicado a Pío XII, el Papa que lideró a la Iglesia entre 1939 -1958, durante el difícil periodo de la Segunda Guerra Mundial y que con frecuencia es acusado -sin sustento histórico- de no haber hecho lo suficiente por los judíos víctimas de los nazis.
"Estoy convencida de que mi curación es un milagro gracias a la intercesión del Papa Pío XII. Me escuchó. Todos los que rezaron fueron escuchados", aseguró la maestra en declaraciones a ACI Prensa.