El Arzobispo Emérito de Corrientes (Argentina), Mons. Domingo Castagna, afirmó que los ateos tienen hambre de aquel Dios al que niegan, y por ello también forman parte de los predilectos de la misericordia divina.

“Los más alejados de Dios, por la práctica y confesión de incredulidad o abierto ateísmo, son los predilectos de su acción misericordiosa, por causa de la necesidad que tienen de Él”, señaló el Prelado.

Mons. Castagna, que desde su retiro escribe semanalmente propuestas de homilía para los sacerdotes, dijo que “el más herido de los hijos atrae la delicada atención de la madre. A simple vista parece discriminatorio el esmero materno en favor del enfermo o herido, pero, no es así. Dios es un Padre Bueno. La compasión que manifiesta Jesús expresa, con el gesto humano más entrañable, el amor de Dios por los hombres, inamables por causa del pecado”.

El Prelado, que abordó el pasaje evangélico de la multiplicación de panes y peces, afirmó también que el hambre de trascendencia que tienen los hombres incluye a los ateos, que aunque nieguen a Dios ante los hombres, en el fondo claman por Él.

“Hasta los ateos perciben su necesidad de trascendencia y claman ocultamente por el Dios que pretenden negar. Difícil encrucijada, sobre todo cuando la muerte aparece en el horizonte como inevitable final de la vida temporal”, afirmó.

Sobre la multiplicación de panes y peces, Mons. Castagna señaló que dijo que muestra la compasión que Cristo tiene por la humanidad al ver “tantos seres que viven extraviados ‘como ovejas sin Pastor’. Primordialmente a quienes, por rebeldes y contumaces, insisten en no reconocer la presencia misericordiosa de Dios y se niegan a volver a Él”.