El Papa Francisco visitó este sábado 16 de abril la isla de Lesbos en Grecia, que alberga a miles de refugiados, y en el vuelo de regreso a Roma confesó a los periodistas que "hoy, de verdad, daban ganas de llorar".
En el que consideró un "viaje triste" por la dramática situación de los refugiados, el Papa cumplió una apretada agenda y pudo llevar consuelo a muchos.
El Papa estuvo alrededor de seis horas en Lesbos. "Después de lo que he visto, de lo que ustedes han visto, en ese campo de refugiados, daban ganas de llorar", aseguró en la rueda de prensa.