El Papa Benedicto XVI recordó a los religiosos, seminaristas y sacerdotes que el corazón de la vocación es el llamado de Dios a "estar con Él y ser enviado" a otros para así llevar la Buena Nueva del Evangelio, durante la celebración de las vísperas marianas en la Basílica de Santa Ana.
Luego de recordar que es el mismo Señor quien llama a hombres y mujeres por su nombre para seguirlo más de cerca, el Pontífice precisó que ante el llamado de Dios, es tarea de quienes lo descubren "aprender a escuchar, percibir su llamada, ser valientes y fieles para seguirlo, y cuando está todo dicho y hecho, ser siervos fieles que han utilizado bien los dones que se nos han dado".
Seguidamente, el Santo Padre citó las palabras de Cristo en el Evangelio cuando afirma que "la mies es abundante, pero son pocos los obreros, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies (Mt 9:37-38)" y exhortó a rezar para que hayan más vocaciones en el mundo y a que quienes están así llamados por Dios respondan con generosidad.