Líder tradicionalista se aparta más de Iglesia Católica y declara diálogo "estancado"

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Durante una conferencia de prensa realizada en un hotel cercano al Vaticano, el obispo Bernard Fellay, líder del cisma producido por el fallecido arzobispo Marcel Lefebvre y autodenominado “Fraternidad Sacerdotal San Pío X”, atacó los esfuerzos ecuménicos de la Iglesia y calificó como “estancado” el diálogo con la Santa Sede.

Fellay, superior general de la Fraternidad, presentó a la prensa una misiva dirigida a algunos cardenales de la Curia firmada  por él y por los otros tres obispos excomulgados por haber sido ordenados por Lefebvre sin nombramiento pontificio, en el gesto que determinó el cisma  de la “Fraternidad”.

La carta acompaña un documento de casi 50 páginas titulado “Del ecumenismo a la apostasía silenciosa, 25 años de pontificado”, en el que los cismáticos dicen evaluar el pontificado del Papa Juan Pablo II.

Fellay dijo que la carta  fue enviada a algunos cardenales y no al Papa –que esa misma tarde presidió la ceremonia por la Vida consagrada en el Vaticano- “a causa del agravamiento del estado de salud del Santo Padre”.

Fellay, conocido por su rechazo al Concilio Vaticano II, especialmente a los cambios litúrgicos y a toda iniciativa ecuménica, acusó a la Iglesia Católica de no ser “un barco en una tormenta, sino un barco que presenta un agujero”, y dijo que el ecumenismo ”ha transformado la Santa Sede, que es la Iglesia, en una ciudad en ruinas”, porque, según él,  “la Iglesia está más interesada en la unidad cristiana que en la Salvación”.

Fellay acusó a la Santa Sede de ser “demasiado blanda” con el disenso, pero al mismo tiempo la acusó de tratar “de manera tiránica” a los que quieren “un regreso a los valores tradicionales”, es decir, a los Lefebvristas.
Finalmente, Fellay dijo a los periodistas que las negociaciones con el Vaticano para un regreso están “estancadas de hecho”, pese a los esfuerzos del Papa Juan Pablo II y a las iniciativas del Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Comisión Pontificia “Ecclesia Dei”, creada por el Pontífice para reconciliar a los Lefebvristas con la Iglesia.

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El Cardenal Castrillón ha buscado acercarse a los cismáticos con diversos gestos; pero en vistas de los ataques constantes contra el Papa, el Purpurado escribió una carta el 5 de abril de 2002 señalando que los ataques contra el Papa no  pueden ser justificados bajo el manto de “defensa de la  tradición”.

“Constituye, de hecho, una peligrosa pretensión de juzgar también a la Suprema Autoridad”, decía la carta del Cardenal, que citaba al Concilio Vaticano I, –un documento que los Lefebvristas sí aceptan como legítimo- en el que se señala que “nadie puede arrogarse el derecho a juzgar a la Santa Sede”.

Al final de la conferencia, en un tono algo más conciliatorio, Fellay concluyó señalando que “no estamos rechazando un acuerdo. Pero antes de que se construya un puente, es mejor construir cimientos sólidos, desde que Roma no ve los mismos problemas como los vemos nosotros”.

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