Fue educador de niños y catedrático en el convento. Fue reconocido por sus fervorosas homilías.
Luego de la guerra civil, el 9 de julio de 1853 predicó el famoso sermón de la Constitución. En ese discurso pidió concordia y unión para los argentinos, alcanzando trascendencia nacional ya que dejó asentadas enseñanzas luminosas y una doctrina jurídica y sociológica sólida. Por este hecho es conocido como el "Orador de la Constitución".
Por aclamación popular accedió a ser diputado del departamento Valle Viejo. Fray Mamerto fomentó, inspiró y ejecutó acciones hacia la industria minera, la creación de la renta pública, la instalación del alumbrado público, la erección de escuelas, la introducción de la imprenta, entre otras obras.
Fray Mamerto Esquiú fue designado Obispo de Córdoba el 12 de diciembre de 1880 y asumió su cargo el 16 de enero de 1881.