El Arzobispo de Valencia, Cardenal Agustín García-Gasco, explica en su habitual carta semanal que la libertad religiosa es "piedra esencial del edificio de los derechos humanos, que conlleva simultáneamente la dimensión individual y la comunitaria".
En el texto titulado "La dimensión religiosa y la sana laicidad", el Purpurado destaca que "la libertad religiosa desarrolla una visión que manifiesta la unidad de la persona, aun distinguiendo claramente entre la dimensión de ciudadano y la de creyente, dentro de una sana laicidad".
"Las personas y las sociedades tenemos libertad para hacer un buen o un mal uso de nuestra religiosidad, pero una recta comprensión de lo que Dios pide al creyente ayuda a construir una sociedad digna del hombre y de sus derechos", agrega.