Daniel Wani, el esposo de Meriam, contó a la prensa que durante el parto, las autoridades penitenciarias "mantuvieron una cadena en sus piernas. Ella está muy molesta por eso".
Tras el parto, a Daniel le negaron el permiso de ver a su hija recién nacida, pero finalmente pudo hacerlo al día siguiente, junto al abogado de Meriam. Entonces, el letrado pudo retirarle las cadenas puestas en las piernas de la mujer sudanesa.
Meriam, de 27 años, fue condenada a muerte tras ser acusada de renunciar al Islam por tres personas que fraudulentamente aseguraron ser sus hermanos y su madre. La joven asegura ser cristiana, y haber sido criada como tal por su verdadera y fallecida madre, luego de que su padre musulmán las abandonara cuando ella tenía solo 6 años.