26 de mayo de 2014 / 09:52 AM
En la homilía de la Misa en el Cenáculo del Jerusalén, el Papa Francisco explicó las siete claves que este importante lugar, en donde el Señor celebró la Última Cena y en donde descendió el Espíritu Santo en Pentecostés, tiene para los cristianos.
Esta Misa reviste una particular importancia porque los católicos no pueden celebrar normalmente la Eucaristía en este lugar, debido a las prohibiciones de las autoridades gubernamentales. La celebración de hoy con el Santo Padre se realiza gracias a un permiso especial concedido para la ocasión. Los judíos consideran además que los cristianos no pueden "interferir" aquí porque afirman, desde el siglo XII, que este lugar está construido sobre la tumba del rey David.
Tras recordar que en este lugar nació la Iglesia para renovar la faz de la tierra, con el Espíritu Santo y los Apóstoles, el Papa señaló que "el Cenáculo nos recuerda el servicio, el lavatorio de los pies, que Jesús realizó, como ejemplo para sus discípulos. Lavarse los pies los unos a los otros significa acogerse, aceptarse, amarse, servirse mutuamente. Quiere decir servir al pobre, al enfermo, al excluido".