Este documento, cuyo título está inspirado en la Carta de San Pablo a los Romanos, es un desafío para la sociedad moderna y el cristianismo a fin de que hagan una autocrítica sobre su concepción de la esperanza. Asimismo, ahonda en el redescubrimiento y la vivencia de esta virtud cristiana.
"Es necesario que en la autocrítica de la edad moderna confluya también una autocrítica del cristianismo moderno, que debe aprender siempre a comprenderse a sí mismo a partir de sus propias raíces", escribe el Pontífice.
También hace notar que "como cristianos, nunca deberíamos preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo salvarme yo mismo? Deberíamos preguntarnos también: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Entonces habré hecho el máximo también por mi salvación personal".
La encíclica tiene una breve introducción y se divide en ocho secciones: "La fe es esperanza", "El concepto de esperanza basado en la fe del Nuevo Testamento y en la Iglesia primitiva", "La vida eterna, ¿qué es?", "¿Es individualista la esperanza cristiana?", "La transformación de la fe-esperanza cristiana en el tiempo moderno", "La verdadera fisonomía de la esperanza cristiana", "'Lugares' de aprendizaje y del ejercicio de la esperanza", y "María, estrella de la esperanza".