El Papa Francisco subrayó que la vida consagrada es un regalo de Dios, "no hemos merecido la vida religiosa, es un don de amor que hemos recibido", e invitó a ver en ella un "tesoro que vale más que todas las riquezas del mundo".
El Santo Padre se expresó así en la homilía de la Misa que, con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, celebró este sábado 1 de febrero en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
En su homilía, el Papa estableció un paralelismo entre los consagrados y Simeón, quien al ver a Jesús niño con sus padres en el Templo "percibió, en la fe, que en Él Dios llevaba a cumplimiento sus promesas. Y entonces, Simeón podía irse en paz: había visto la gracia que vale más que la vida, y no esperaba nada más".