Al finalizar el Via Crucis del Viernes Santo en el Coliseo de Roma, lugar de martirio de los primeros cristianos, el Papa Francisco se dirigió a los presentes y rezó una extensa y sentida oración de desagravio por las ofensas de la humanidad a Cristo en la cruz.
A continuación, el texto completo de la oración:
Oh Cristo, dejado solo y traicionado también por los tuyos. Oh Cristo, juzgado por los pecadores y condenado por los jefes. Oh Cristo, golpeado en tu carne, coronado de espinas, vestido de púrpura. Oh Cristo, atrozmente clavado. Oh Cristo, atravesado por la lanza que ha partido tu corazón. Oh Cristo, muerto y sepultado. Tú que eres el Dios de la vida y de la existencia. Oh Cristo, nuestro único Salvador, volvemos otra vez a ti este año con los ojos bajados de vergüenza y con el corazón lleno de esperanza.