El Papa Benedicto XVI destacó en la Misa que presidió esta mañana por los obispos y cardenales fallecidos durante el último año, que "la misma muerte es portadora de una enseñanza saludable porque nos obliga a mirar la realidad cara a cara, a reconocer la caducidad de los que aparece grande y fuerte a los ojos del mundo".
En su homilía de la Eucaristía oficiada en la Basílica de San Pedro, el Pontífice señaló que "Dios es la verdadera sabiduría que no envejece, es la riqueza auténtica que no se marchita, es la felicidad a la que aspira en profundidad el corazón de todo ser humano".
Asimismo el Santo Padre resaltó que "esta verdad que atraviesa los Libros Sapienciales y resurge en el Nuevo Testamento se cumple en la existencia y la enseñanza de Jesús. En la perspectiva de la sabiduría evangélica, la misma muerte es portadora de una enseñanza saludable porque nos obliga a mirar la realidad cara a cara, a reconocer la caducidad de los que aparece grande y fuerte a los ojos del mundo. Frente a la muerte pierde interés cualquier motivo de orgullo humano y resalta en cambio lo que vale de verdad".