En su discurso esta mañana al Cuerpo Diplomático, el Papa Benedicto XVI destacó que la Iglesia alienta el progreso auténtico en América Latina al "iluminar las conciencias y formar laicos capaces de intervenir con ardor en las realidades temporales, poniéndose al servicio del bien común".
El Papa dijo también que "hay que desear que las legislaciones tengan en cuenta las necesidades de los que emigran, facilitando el reagrupamiento familiar y conciliando las legítimas exigencias de seguridad con las del respeto inviolable de la persona"; por ello alabó "el compromiso prioritario de ciertos gobiernos para restablecer la legalidad y emprender una lucha sin cuartel contra el tráfico de estupefacientes y la corrupción".
Asimismo, Benedicto XVI expresó su alegría porque "treinta años después del comienzo de la mediación pontificia sobre el diferendo entre Argentina y Chile, relativo a la zona austral, los dos países hayan sellado de alguna manera su voluntad de paz, erigiendo un monumento al Papa Juan Pablo II".