El Papa Francisco dirigió un discurso a los 35 jóvenes que este lunes se incorporaron como miembros de la Guardia Suiza y afirmó que la presencia de estos nuevos reclutas "es una señal de la fuerza y de la belleza del Evangelio, que en todas las épocas llama a los jóvenes a seguirlo".

Francisco recibió a los jóvenes y sus familias en el marco de la conmemoración de la muerte de 147 soldados suizos, caídos mientras defendían al Papa Clemente VII durante el Saqueo de Roma del 6 de mayo de 1527.

En recuerdo a los guardias muertos, los nuevos reclutas juramentan cada 6 de mayo. Este año los 35 nuevos miembros juramentaron en el Patio de San Dámaso ante el representante del Santo Padre, el Arzobispo Giovanni Angelo Becciu, Substituto de la Secretaría de Estado. También participaron en el acto cardenales, obispos, miembros de la Curia y representantes de las delegaciones diplomáticas ante la Santa Sede, así como el presidente de la Confederación Suiza, Ueli Maurer.

"En este día conmemoran el sacrificio de los Guardias Suizos que defendieron sin tregua al Papa durante el 'Saqueo de Roma'. Hoy no están llamados a ese gesto heroico sino a otra forma de sacrificio, que también es dura: poner vuestras energías juveniles al servicio de la Iglesia y del Papa", afirmó Francisco durante el discurso que dio a los nuevos reclutas horas antes de su juramentación.

El Santo Padre señaló que para poder cumplir con su servicio "hay que ser fuertes, animados por el amor y sostenidos por la fe en Cristo ... Estoy convencido de que la decisión de poner años de su vida al servicio del Papa no es ajena a su fe. Al contrario, creo que los motivos más profundos que los han traído aquí, a Roma, tienen origen en ella. Una fe que han aprendido en sus familias, cultivado en sus parroquias y que manifiesta también el apego de los católicos suizos a la Iglesia".

"Durante su estancia en Roma están llamados a atestiguar su fe con alegría y con la amabilidad del trato. ¡Que importante es ésto para tantas personas que pasan por la Ciudad del Vaticano!. ¡Pero también es importante para los que trabajan aquí, en la Santa Sede, y para mí!. Su presencia es una señal de la fuerza y de la belleza del Evangelio, que en todas las épocas llama a los jóvenes a seguirlo. Y quisiera también, invitarlos a vivir el período que transcurren en la Ciudad Eterna con espíritu de hermandad sincera, ayudándose unos a otros a llevar una vida cristiana que corresponda a su fe y a la misión en la Iglesia".

finalmente, dijo que su específica experiencia eclesial en el Cuerpo de la Guardia Suiza representa "una ocasión privilegiada para profundizar el conocimiento de Cristo y de su Evangelio y para caminar siguiéndolos; casi respirando, aquí en Roma, la catolicidad de la Iglesia. Cuando algunos de ustedes jurarán cumplir fielmente el servicio en la Guardia y otros renovarán este juramento en su corazón, piensen que también su servicio es un testimonio de Cristo, que los llama a ser auténticos hombres y verdaderos cristianos, protagonistas de la propia existencia".

El Saqueo de Roma

Durante el conflicto político entre Carlos V de Alemania y Francisco I de Francia, por quién el Papa Clemente VII (1523-1534) tenía preferencias, se produjo un gran enfrentamiento bélico que concluyó con el "Saqueo de Roma".

El día 6 de mayo de 1527, el ejército Imperial de Carlos V, del que formaban parte unos dieciocho mil lansquenetes, muchos de ellos luteranos, toman al asalto Roma y durante semanas sometieron a saqueo la Ciudad Eterna.

El terrible episodio, que se inscribe en la segunda guerra entre el emperador Carlos V y el rey francés Francisco I, marcó el fin del papado renacentista en Italia. El Pontífice Clemente VII salvó su vida al refugiarse en el castillo Sant´Angelo, pero 147 de sus guardias suizos perecieron en su defensa, mostrando al mundo el valor y la fidelidad de los suizos para con el Papa.