Al reflexionar en el Evangelio del Rico Epulón en el último Angelus que presidirá este año en Castelgandolfo, el Papa Juan Pablo II señaló que es un deber ineludible del cristiano asistir a los necesitados.
Después de recordar que en el Evangelio “Lázaro es acogido en el paraíso, mientras que el rico acaba sufriendo tormentos”, el Pontífice señaló: “La enseñanza que se saca de la parábola es clara: cada quien debe utilizar los propios bienes sin egoísmo y de manera solidaria”.
El Santo Padre recordó luego que esta parábola tiene especial importancia en el marco del “reciente encuentro de jefes de estado y de gobierno a favor de una acción ‘contra el hambre y la pobreza’ más solidaria y eficaz”.