Este medio día miles de fieles y peregrinos se dieron cita en Castelgandolfo para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias a la oración mariana recordó que ante el mal, la única respuesta es la fuerza del amor que vence al odio por lo que para todo cristiano llevar la Cruz no es algo facultativo sino una misión que debe ser abrazada con amor.
El Pontífice meditó sobre el Evangelio de hoy dirigiéndose a la figura del Apóstol Pedro, quien “mientras el domingo pasado admiramos por su sincera fe en Jesús, proclamado Mesías e Hijo de Dios, esta vez muestra una fe aún inmadura y demasiado apegada a la ‘mentalidad de este mundo’”.
“Es evidente que el Maestro y el discípulo siguen dos modos de pensar opuestos. Pedro, según una lógica humana, está convencido que Dios no permitiría nunca que su Hijo termine su misión muriendo en la cruz. Jesús, por el contrario, sabe que el Padre, en su inmenso amor por los hombres, lo ha enviado a dar la vida por ellos, y que si esto implica la pasión y la cruz, es justo que así sea”, precisó el Papa.