8 de diciembre de 2017 / 09:10 PM
A pesar de la reciente inclusión en el Acta Apostolicae Sedis de la Santa Sede, de la carta enviada en el 2016 por el Papa Francisco a los obispos de Buenos Aires (Argentina) sobre Amoris laetitia, ni la disciplina de la Iglesia ni su doctrina han cambiado.
Este es el hecho más reciente en el debate sobre la admisión a la Eucaristía de los divorciados vueltos a casar. El Concilio Vaticano II, San Juan Pablo II y Benedicto XVI -,así como la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos- todos han expresado su oposición firme a admitir a la comunión eucarística al divorciado vuelto a casar que no observe la continencia.
El debate ha recibido un renovado ímpetu bajo el Papa Francisco. Su exhortación apostólica sobre el amor en la familia, Amoris laetitia, se ha encontrado con recepciones e interpretaciones variadas al interior de la Iglesia. Su octavo capítulo, titulado "Acompañar, discernir e integrar la fragilidad", trata, entre otras cosas, la pastoral de los divorciados vueltos a casar, aquellos que no pueden ser admitidos a la comunión a no ser que se hayan comprometido a vivir en continencia, evitando los actos propios de las parejas casadas.