El juicio contra el médico Kermit Gosnell, acusado de asesinar a bebés que sobrevivieron a los abortos tardíos que practicó en su clínica de Filadelfia, ha destapado el horror del negocio del aborto con la aparición de fotografías de bebés decapitados y cuerpos cercenados en su ahora llamada "casa del terror".

Durante el juicio se han escuchado terribles testimonios de ex trabajadores y hasta cómplices de Gosnell que aseguran haberlo visto matar bebés recién nacidos con más de 24 semanas de gestación –unos 7 meses- para "terminar" los que consideraba abortos inconclusos.

En el juicio se han presentado diversas pruebas gráficas que confirman la decapitación de estos bebés que sobreviven a los abortos, ante el silencio prolongado de los grandes medios de comunicación que han optado por no informar a la opinión pública sobre estos hechos.

La falta de cobertura en los medios de alcance nacional ha generado protestas y críticas de líderes pro-vida, congresistas y periodistas profesionales.

El congresista republicano Chris Smith llevó el caso al Pleno de la Cámara de Representantes el jueves 11 de abril, denunciando lo que él llamó un "encubrimiento de los medios nacionales " del juicio de Gosnell, quien está acusado de los asesinatos en primer grado de siete niños nacidos vivos después de un aborto fallido.

"A día de hoy, los medios de comunicación nacionales siguen desinteresados, indiferentes. ¿Por qué la censura?" El juicio sobre la 'casa de los horrores' de Gosnell  "no atrae" a la prensa.

El congresista describió cómo el juicio Gosnell está plagado de "testimonios impactante de decapitaciones, abusos, muerte y partes humanas envasadas".

Gosnell está acusado de siete cargos de asesinato en primer grado por la muerte de los niños que presuntamente fueron asesinados después de abortos que sobreviven en su clínica de Filadelfia.

El abortista también enfrenta un cargo de asesinato en tercer grado por la muerte de 2009 de una mujer de Virginia que murió después de que sus empleados de la clínica le administraran una sobredosis de un medicamento.

Nueve empleados de la clínica también enfrentan cargos estatales y federales por sus acciones en la clínica. Algunos han confesado asesinato en tercer grado y el uso de prescripciones firmadas por Gosnell para vender medicamentos en las calles.

El juicio de Gosnell comenzó 19 de marzo y podría enfrentar la pena de muerte si es declarado culpable.

El ex empleado Stephen Massof brindó su testimonio en la corte a principios de abril, y dijo haber visto a unos 100 bebés nacer vivos. Dijo que los trabajadores de la clínica cortaron la parte posterior del cuello de los bebés para asegurar su "desaparición".

Massof le dijo al jurado que el procedimiento era "literalmente una decapitación" para separar "el cerebro del cuerpo".

A Massof se le declaró culpable de asesinato en tercer grado de dos recién nacidos.

Sherry West, una ex empleada de Gosnell, testificó que escuchó a un niño "gritando" después de haber nacido en la clínica de Gosnell en Filadelfia.

"No puedo describirlo. Sonaba como un pequeño alienígena", dijo sobre el bebé, que medía entre 18 a 24 pulgadas.

Gosnell conservaba los pies cercenados de los bebés no nacidos en frascos de muestras, alegando que le servirían para una futura identificación o muestras de ADN. Sin embargo, un experto testificó en el juicio que nunca se ha oído hablar de esta práctica, según informa el medio Philadelphia Inquirer.

Salvo por las noticias aparecidas en medios locales de Pennsylvania y Delaware, donde Gosnell también operaba una clínica, los medios nacionales casi no han cubierto el caso.

En los últimos dos días se publicaron varias columnas de opinión y editoriales sobre el juicio Gosnell y su falta de cobertura de los medios. Lo que ha suscitado una gran reacción en las redes sociales.