Al rezar el Angelus en la Plaza San Pedro, el Papa Juan Pablo II aseguró que la Cuaresma es un tiempo especial de oración y precisó que “rezar, de hecho, significa sumergirse con el espíritu en Dios, en actitud de humilde adhesión a su voluntad”.
“Todos los años, en preparación de la Pascua, la Cuaresma nos invita a seguir a Cristo en el misterio de su oración, manantial de luz y de fuerza en la hora de la prueba”, señaló.
De oración, agregó, como “abandono confiado en Dios deriva la luz interior que transfigura al hombre, haciendo de él un testigo de la resurrección. Pero esto sólo puede tener lugar si se escucha y se sigue a Cristo fielmente hasta la pasión y la cruz. Por tanto, tenemos que mirarle a Él, ‘porque sólo en Él, Hijo de Dios, hay salvación’”.