Al recibir al nuevo embajador de la República de Irak ante la Santa Sede, Edward Ismail Yelda, el Papa Juan Pablo II expresó que seguía los acontecimientos de ese país y solicitó al diplomático que asegurase al pueblo iraquí su "preocupación constante por las numerosas víctimas del terrorismo y la violencia".
Durante su discurso en el acto de recepción de las cartas credenciales del embajador, el Santo Padre se refirió a la protección de los derechos humanos en el país. "Es esencial que las normas de ley sean un elemento integrante del gobierno. Defender este principio fundamental es básico para cualquier sociedad moderna que busque verdaderamente la salvaguardia y la promoción del bien común. Espero que el pueblo iraquí siga fomentando su larga tradición de tolerancia, reconociendo siempre el derecho a la libertad de culto y a la instrucción religiosa”, señaló el Pontífice.
“Una vez que esos derechos fundamentales sean protegidos por la legislación ordinaria y pasen a ser parte permanente del tejido viviente de la sociedad, garantizarán que todos los ciudadanos, independientemente de sus creencias religiosas o filiación, aporten la propia contribución a la construcción de Irak", añadió.