El Papa Juan Pablo II aseguró esta mañana que nadie puede ser indiferente ante el sufrimiento de los niños, que “son el tesoro más precioso de la familia, pero también el más frágil y vulnerable”.
El Santo Padre recibió a los participantes en la Conferencia Mundial de mujeres parlamentarias para la tutela de la infancia y de la adolescencia, promovida en Roma por la presidencia del Parlamento italiano.
En su discurso, recordó la necesidad de escucharlos “constantemente y atender sus exigencias legítimas y sus aspiraciones. En particular, nadie puede callar o permanecer indiferente cuando los niños inocentes sufren, son marginados o cuando se hiere su dignidad de personas humanas”.