En la celebración Eucarística en la Plaza de San Pedro por el primer aniversario del tránsito del Siervo de Dios Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI destacó que la fe de su predecesor, convencida, fuerte, auténtica y libre de temores, contagió a muchísimas personas en el mundo.
“El llorado Pontífice, a quien Dios había dotado de múltiples dones humanos y espirituales, pasando a través del crisol de las fatigas apostólicas y de la enfermedad, apareció cada vez más como una roca en la fe”, subrayó el Papa.
“Una fe convencida, fuerte y auténtica, libre de miedos, que ha contagiado el corazón de tanta gente, gracias también a las numerosas peregrinaciones apostólicas, y especialmente gracias a aquel último viaje que fue su agonía y su muerte”, añadió.