Unos 700 jóvenes se apostaron en el atrio de la Catedral de Medellín ante la publicitada convocatoria de grupos feministas que pretendían atacar el templo para manifestar su apoyo al aborto.
En menos de doce horas, los católicos se organizaron para proteger la Catedral en una concentración pacífica, marcada por el rezo del Rosario y cantos religiosos.
Los abortistas, que apenas sumaron 30 manifestantes, no pudieron concretar el propósito de su convocatoria: protagonizar un acto masivo de apostasía y pegar carteles ofensivos en las puertas del templo mayor de la ciudad.