La cárcel de seguridad máxima de Adiala, en la ciudad de Rawalpindi (Pakistán), cuenta ahora con una capilla en la cual los prisioneros podrán realizar sus oraciones, meditaciones y liturgias; y que ha sido construida con el apoyo gubernamental y de instituciones cristianas.
Según señala la Agencia Fides, la iniciativa surgió de "250 prisioneros de fe cristiana que residen en la cárcel de Adiala"; los cuales están "satisfechos y agradecidos por la disponibilidad de este espacio, donde pueden detenerse a rezar y meditar por horas".
Asimismo, Fides precisó que fueron muchos los detenidos que "han trabajado y colaborado en la construcción del edificio y ahora gozan de ese espacio para reanimar el corazón y el espíritu".