Iglesias en Bogotá y Bérgamo se unen para que adictos recuperen su dignidad como personas

Iglesias en Bogotá y Bérgamo se unen para que adictos recuperen su dignidad como personas
Nueva instalación de la Arquidiócesis de Bogotá para recuperar a personas de las drogas. Foto: Cortesía

Las Iglesias particulares en Bérgamo (Italia) y Bogotá (Colombia) se han unido recientemente, a través de dos fundaciones católicas, para lograr la recuperación de las personas que han caído en las drogas.

Se trata de un convenio entre la Fundación Santina, dirigida por Mons. Luigi Ginami, sacerdote de la Diócesis de Bérgamo, y la Fundación Domus Colombia, de la pastoral del Cuidado de la Dignidad Humana de la Arquidiócesis de Bogotá, cuyo presidente es el P. Jorge Arias.

El primer fruto de esta colaboración ha sido la ampliación de la casa para drogodependientes que la Fundación Domus administra en el municipio de Silvania, departamento de Cundinamarca, y cuya bendición se llevó a cabo el 3 de mayo.

La ampliación permitirá acoger a diez personas más -que se suman a las 15 que ya residen allí-–, para que avancen en su proceso de recuperación.

La construcción de la nueva instalación ha sido posible gracias al financiamiento conseguido por la Fundación Santina, que toma el nombre de la madre de Mons. Ginami, fallecida en 2012 a causa de un mal que la dejó discapacitada y que influyó en la vocación del sacerdote italiano.

En conversación con ACI Prensa, Mons. Ginami explicó que la fundación, creada en 2015, también actúa en Vietnam, Kenia, Gaza, Irak, Italia, Brasil, México, Bolivia y Perú.

Más en América

A Colombia llegó en 2022, donde conoció el proyecto ubicado en Silvania, que es alentado por el Arzobispo de Bogotá, Mons. Luis José Rueda Aparicio, para llevar a la Iglesia a las periferias existenciales, tal como ha pedido el Papa Francisco.

"El Papa Francisco nos dice que los pobres son la carne de Jesús, como también lo son los presos", indicó el sacerdote italiano.

Mons. Ginami indicó que ya se está trabajando en otro proyecto para construir un comedor para menores pobres, también en Bogotá.

Un proceso de recuperación de la mano de Dios

En diálogo con ACI Prensa, el P. Jorge Arias explicó que el proceso para recuperar a las personas que cayeron en la adicción sigue tres etapas, en las que la parte profesional va de la mano con el acompañamiento espiritual.

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Con la Fundación Domus Colombia participan en este camino las instituciones La Sagrada Familia de Urgell, la Casa de la Misericordia y las Hermanas Vicentinas.

El sacerdote explicó que siempre se respeta la libertad de la persona durante el proceso -que incluye la posibilidad de querer dejarlo-, y que comienza con tratamientos ambulatorios. Luego pasa a un internamiento de uno a dos años aproximadamente -uno de los internados es la casa en Silvania-, y finalmente viene la reinserción social.

Para esta etapa, "la Arquidiócesis de Bogotá tiene un centro que se llama San Gabriel", donde se les ayuda a buscar trabajo o a retomar los estudios. Esta parte va acompañada de un proceso "para verificar que todo va bien".

"Se les hace prueba de consumo, los psicólogos les hacen seguimiento, vamos a las familias y miramos cómo van. Con el tiempo vamos verificando que el proceso sirve", indicó.

El P. Jorge Arias destacó asimismo que lo que une a las instituciones involucradas es que todas las personas con adicción son respetadas en su dignidad de hijos de Dios. "Se sienten amados desde el principio", afirmó.

En ese sentido, son invitadas también al rezo del Rosario, a la lectio divina, así como a un "círculo de fe" llevado por la Fundación Domus, en el que reciben formación teológica y espiritual.

La finalidad es que "vuelvan a recobrar esa dignidad, dado que ellos se 'pelean' con Dios porque se sienten los más malos. Ellos dicen: 'Como soy tan malo, no merezco estar con Dios'".

Entonces, "¿qué es lo que hacemos nosotros? Ayudarles a recuperar su dignidad de persona. Ahí comienzan a entender: 'Yo soy hijo de Dios. Si soy hijo de Dios, quiero responderle, estar más cerca de Él'".

"Ellos me han sorprendido. Les hice un oratorio porque me lo pidieron. Se ha hecho una capilla en Silvania y voy y les celebro la Misa una vez a la semana", concluyó.

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