En su saludo en la Catedral de Santiago de Compostela, el Papa Benedicto XVI destacó que la Iglesia sirve siempre a la auténtica verdad y libertad, a las que nunca renuncia, porque está en juego el ser humano, cuya salvación es su tarea fundamental.
Luego de rezar ante el Sagrario de la Catedral de Santiago de Compostela y tras saludar a los miles de fieles presentes en la Plaza del Obradoiro que lo recibieron en medio de vivas y aplausos, el Papa se acercó con paternal afecto a algunos de niños presentes en este templo a quienes bendijo. Benedicto XVI salió de la Iglesia para volver a entrar a ella, esta vez por la Puerta Santa vestido con la capa del peregrino, abierta en ocasión del Año Santo Compostelano o Xacobeo.
El Papa se dirigió después a rezar en silencio ante la tumba del Apóstol Santiago, acompañado por el Arzobispo Julián Barrio. Luego de esta oración saludó a un grupo de religiosas y caminó hacia la venerada imagen del Apóstol a la que abrazó, tradicional acto que cumplen los peregrinos en Compostela.