Citando a San Agustín durante la primera audiencia general que se llevó a cabo en Castelgandolfo este verano, el Papa Juan Pablo II señaló que la humanidad de Cristo es una ayuda ante la debilidad humana.
Al comentar el Cántico de la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses “Cristo Siervo de Dios”, que la Iglesia reza en las Vísperas de todos los domingos, el Pontífice señaló que “en estos versículos, brilla la fe cristiana de los orígenes, centrada en la figura de Jesús, reconocido y proclamado como nuestro hermano en la humanidad, pero también como el Señor del universo”.
“Cristo escoge abajarse de la gloria a la muerte de cruz: este es el primer movimiento del Cántico”, explicó el Santo Padre.