Cada 17 de febrero la Iglesia celebra a los Santos Fundadores de la Orden de los Siervos de María, los “servitas”.
En el siglo XIII, un grupo de siete jóvenes originarios del reino de Florencia (hoy parte de Italia) decidieron renunciar a su vida como mercaderes y a sus riquezas para dedicarse a la penitencia y a la contemplación. Los siete amigos, probablemente inspirados en las Órdenes mendicantes, iniciaron un camino de servicio a la Virgen María, a Cristo y a su Evangelio.
Para poder dar ese gran paso, los siete se encomendaron fervientemente a la Madre de Dios con el deseo de que sea Ella su protectora y guía. Con el tiempo, el grupo daría lugar a lo que se conoce como la ‘Orden de los Siervos de María’.