Jóvenes valientes y auténticos
Otra historia ejemplar a la que se refirió el Santo Padre es la de Francisco Alacreu, joven “de veintidós años, químico de profesión, y miembro de la Acción Católica, que consciente de la gravedad del momento no quiso esconderse, sino ofrecer su juventud en sacrificio de amor a Dios y a los hermanos, dejándonos tres cartas, ejemplo de fortaleza, generosidad, serenidad y alegría, escritas, instantes antes de morir, a sus hermanas, a su director espiritual y a quien fuera su novia” (ibid.).
Finalmente, está la historia del recién ordenado sacerdote Germán Gozalbo, de veintitrés años, fusilado sólo “dos meses después de haber celebrado su primera Misa” (ibid.).
Entre los 233 también estuvo el Beato José Calasanz Marqués, quien fuera misionero salesiano en Cuba.