Lamentablemente, llegados a este punto, se produciría un quiebre en la relación con las cabezas de la comunidad originaria de la isla. La mayoría de la población estaba muy contenta con los hermanos cristianos, pero Niuliki, rey de Alo y jefe principal de la isla de Futuna, empezó a verlos con otros ojos.
El cristianismo estaba transformando el alma de la gente y el rey empezó a temer por sus prerrogativas como líder religioso y jefe político. Alo era uno de los dos reinos establecidos en el archipiélago de Horne ("archipiélago del Horno").
Cuando Meitala, hijo de Niuliki, pidió ser bautizado, el rey no lo soportó y envió a su yerno, el guerrero Musumusu, a "resolver el problema" a cualquier costo.
Musumusu astutamente se enfrentó primero a su cuñado, Meitala, tras lo cual acudió a casa de San Pedro Chanel en busca de atención médica. Sus lesiones no eran de gravedad, pero fueron el pretexto para llevar a cabo una treta.