En un intento por controlar al fiel pueblo Croata, el Mariscal Tito le propuso a Stepinac, que ya gozaba de gran prestigio por su valentía y fidelidad, que se separe de Roma y forme una nueva iglesia, la "Iglesia Nacional". Esta "Iglesia" sería dependiente de la autoridad comunista, y la dictadura, a cambio, le ofrecía poder y seguridad. En un movimiento arriesgado, Stepinac se negó en todas las formas.
Entonces, en represalia, las autoridades comunistas lo acusaron de ser colaborador nazi y lo sometieron a un polémico juicio, con leyes creadas especialmente para su proceso. Siendo inocente terminó condenado a 16 años de trabajos forzados. La respuesta de Stepinac a la sentencia fue: "Yo sé cual es mi deber. Con la gracia divina lo cumpliré hasta el final, sin odio contra nadie, pero también sin miedo a nadie".
La prensa mundial condenó el proceder de los jueces y el gobierno. Entonces, los agentes gubernamentales presionaron a su madre para hacerlo callar, la torturaron y la confinaron a un campo de concentración. Uno de los hermanos del Arzobispo corrió similar suerte.
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