Cada 9 de marzo la Iglesia celebra la fiesta de Santa Francisca Romana, conocida también como Francisca de Roma, oblata benedictina que vivió entre los siglos XIV y XV.
Su intensa vida de fe constituye un hermoso testimonio de fortaleza e inspiración para muchas mujeres que han pasado -o pasan- por circunstancias similares a las que la santa vivió. No es exagerado señalar que Santa Francisca supo soportar algunas de las pruebas más difíciles por las que puede pasar una mujer, y, aún así, florecer en esperanza y caridad.
Francisca contrajo matrimonio de muy joven y tuvo hijos, dos de los cuales murieron a causa de la peste. No obstante su matrimonio salió adelante. Sin embargo, la santa perdería trágicamente a su esposo en la guerra. Ella, fiel a su búsqueda de Dios y sus planes, terminó por abrazar la vida religiosa, llegando a constituir una familia espiritual que subsiste hasta hoy.