Cada 28 de abril celebramos a San Luis María Grignion de Montfort, siervo de la Virgen María

Cada 28 de abril celebramos a San Luis María Grignion de Montfort, siervo de la Virgen María

Cada 28 de abril la Iglesia celebra la fiesta de San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716), sacerdote y teólogo francés, a quien llamaron "el esclavo de María" por haber dedicado su vida a profundizar en el amor filial a la Virgen, a su significado e importancia.

El trabajo teológico de San Luis, fruto de su relación íntima con el Señor, ha sido reconocido como un esfuerzo auténtico por conocer mejor el papel que la Madre de Dios ha desempeñado, y sigue desempeñando, en la obra de la salvación. Al mismo tiempo, la vida y escritos de este gran santo constituyen un derrotero para crecer en la piedad y devoción a nuestra Madre del cielo.

En esa línea, la obra de San Luis María Grignion de Montfort ha sido un gran aporte para el desarrollo de la "Mariología" -el estudio teológico sobre la Virgen- y la conciencia creciente del lugar de la Virgen en la vida de la Iglesia.

"Todo tuyo", Madre Santísima

El Papa San Juan Pablo II (1920-2005) eligió como lema pontificio la expresión latina "Totus Tuus" ("Todo Tuyo") inspirándose en la obra y pensamiento de San Luis María Grignion. De hecho, la fórmula está tomada de un pasaje del Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen: "Totus Tuus ego sum y omnia mea Tua sunt. Accipio Te en mea omnia. Praebe mihi cor Tuum, Maria" ("Soy todo Tuyo y todo lo mío es Tuyo. Te acepto como mi todo. Dame tu corazón, María").

Para San Luis, sin las asistencias espirituales de la Madre de Dios, la santidad se hace tarea imposible. Por eso escribe: "A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María".

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Primeros pasos en la devoción

San Luis nació en Montfort (Francia) el 31 de enero de 1673. De personalidad recatada, podía ser considerado como alguien tímido, de esos que prefieren la soledad porque en el silencio se escucha mejor al Señor. Desde niño desarrolló una sensibilidad para las cosas de Dios, y se hizo muy devoto de la Eucaristía y de la Virgen María.

Sus estudios y formación estuvieron a cargo de los jesuitas. Con ellos cultivó el hábito de asistir a Misa diariamente, sin que importe caminar un largo trecho -al menos dos millas- para llegar a la iglesia. Estudiante diligente y piadoso, no fallaba en visitar la capilla del recinto antes y después de las clases.

A los 20 años experimentó el llamado a la vida sacerdotal. Ingresó al seminario de París, donde se desempeñó primero como bibliotecario, algo que le permitió leer mucho sobre la Virgen María. Después, se le encargaría el puesto de velador de muertos, experiencia que le ayudaría a entender cuán vano y pasajero es este mundo, lleno de lisonjas que van y vienen pero que dejan poco o nada en el espíritu.

Sacerdote misionero

Fue ordenado sacerdote a los 27 años, eligiendo el lema "Ser esclavo de María" para su presbiterado.

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Se dedicó a la catequesis y asumió el cargo de capellán del Hospital de Poitiers, que funcionaba también como asilo de pobres y marginados. Su sencillez y naturalidad para servir a los necesitados le granjeó no sólo cariño y admiración, sino enemistades y habladurías de todo tipo.

Cuando volvió a París, crearon falsos testimonios contra él, sus amigos más íntimos lo rechazaron y el obispo lo mandó callar. Luego comprendería la razón de los ataques a la doctrina mariana que propagaba: los jansenistas, influyentes herejes de su tiempo, aborrecían su enseñanza, porque subrayaba el concurso de la libertad humana sin la cual Dios no puede obrar, tal y como está testimoniado en el sí de María.

San Luis, conflictuado por la situación, acude al Papa Clemente XI para que confirme sus enseñanzas, o bien lo salve del error. El Pontífice lo recibe afectuosamente y, tras el encuentro, le concede el título de Misionero Apostólico.

San Luis realizó cientos de misiones y retiros que se caracterizaron por los abundantes ejercicios de piedad, entre los que el rezo del Santo Rosario ocupó un lugar central. Por donde fue organizó a la gente para que exprese su devoción: procesiones y cánticos a la Virgen, al lado de la prédica sobre los sacramentos -"A Jesús por María"-.

Los jansenistas entonces lo acusaron de abusar de los sacramentos restándoles dignidad. Allí donde fue enviado, Bretaña, Pontchâteau (donde destruyeron la réplica del monte calvario que edificó), Vendée, padeció persecución y hostigamiento. Aferrado a la Madre y a su Hijo, no desfalleció en su misión.

Fundador y teólogo

San Luis María Grignion de Montfort fundó la congregación de las "Hijas de la Sabiduría" y a los "Misioneros Montfortianos (Compañía de María)".

Su obra más famosa es el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, escrito de gran provecho espiritual para todo cristiano, y que logró el respaldo eclesiástico aun cuando algunos la quisieron censurar por considerarla una exageración del culto a la Madre de Dios. Junto al Tratado, destacan El amor de la sabiduría eterna y El secreto de María, texto con el que quiso llegar a todos los fieles a través de una presentación más sencilla de las ideas expuestas en el Tratado.

La vida es breve, pero el premio es para siempre

San Luis partió a la Casa del Padre el 28 de abril de 1716 con tan sólo 43 años. Fue enterrado en la iglesia de Saint-Laurent.

Cuarenta y tres años después de su muerte, la Beata María Luisa de Jesús, la primera de las "Hijas de la Sabiduría", murió en la misma fecha, a la misma hora y en el mismo lugar que San Luis. Posteriormente sus restos serían ubicados al lado de los del santo.

Siglos después, San Juan Pablo II publicaría la encíclica Redemptoris Mater (Madre del Redentor), haciéndose eco de la enseñanza de San Luis María Grignion en nuestro tiempo. El Papa, en agradecimiento, visitó la tumba del santo el 9 de septiembre de 1996.

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