Pese a los signos positivos que vienen del catolicismo en China comunista, la Santa Sede mantiene una cautelosa actitud sobre el futuro de las relaciones entre el Vaticano y la nación más populosa del planeta, afirma el vaticanista Sandro Magister.
El experto en temas vaticanos y columnista del semanario L’Espresso, destaca signos positivos como la presencia de jóvenes católicos chinos en la Jornada Mundial de la Juventud, y especialmente “el creciente acercamiento entre las dos comunidades católicas de China: la clandestina, con 8 millones de fieles, y la patriótica, con 4 millones”.
Según Magister el acercamiento entre ambas comunidades católicas “alarmó mucho a las autoridades de Pekín”; pero “la reconciliación entre clandestinos y patrióticos a seguido adelante”. El vaticanista explica la importancia de las recientes ordenaciones episcopales en China, que han contado con la aprobación tanto del gobierno como de la Santa Sede, y que finalmente están unificando bajo un mismo pastor a comunidades divididas desde que Mao Tse Tung creara la iglesia patriótica.