Un grupo de padres chilenos promueven con éxito desde hace algunos años un “Halloween blanco”, como una forma positiva de celebrar la víspera de la Solemnidad de Todos los Santos y no los valores negativos que se difunden cada 31 de octubre.

Los esposos José Miguel Carafi y María Cecilia Laso, padres de cinco hijos, son los principales promotores de la celebración en su parroquia, en Santiago de Chile.

La celebración de buenos valores, en contraposición a la fiesta comercial de Halloween “está instalada y muchas familias participan con disfraces positivos y celebran con respeto y alegría”, señaló José Miguel, de 55 años.

En una entrevista realizada por el Arzobispado de Santiago de Chile, José Miguel Carafi remarcó que “Halloween viene del antiguo inglés ‘all hallows eve’, que significa víspera de todos los santos, por ello proponemos una forma más auténtica de celebrar, aplicando cambios en la estética y en la actitud” el día anterior a la Solemnidad de Todos los Santos que la Iglesia celebra el 1 de noviembre.

“El elemento estético es evidentemente negativo: brujas, demonios, vampiros y monstruos. No son figuras admirables o positivas, sino todo lo contrario”, indicó.

Por ello, dijo el padre de familia, “figuras más sanas, como hadas, superhéroes o algo tan simple como un bombero mantienen el elemento del disfraz sin promover imágenes negativas”.

“El tema no es solo exterior, lo que ocurre es que el que se disfraza de malo siente que debe actuar como tal”, advirtió.

Carafi también criticó el uso del “chantaje implícito en el ‘dulce o travesura’”.

“No es sano que los niños usen la amenaza de vandalismo para exigirles dulces a sus vecinos. Más que el tema estético, este es el cambio más importante para sacar la mala influencia de Halloween”.

Si bien indicó que la asociación con la muerte al celebrarse el día de los Fieles Difuntos el 2 de noviembre, cuando tradicionalmente se visita las tumbas de los seres queridos, no es necesariamente mala, “el enfoque morboso en los aspectos tétricos de la muerte, como la sangre, los huesos y otros detalles no pueden superar la creencia de un lugar mejor después de la muerte y el mensaje de esperanza predicado por Cristo”.

“En cuanto a las bromas pesadas, es nuestro objetivo cambiar la imagen del chantaje detrás de esta actitud por algo más positivo. Por ejemplo, que los niños den algo a cambio de los dulces, agradecer con un gracia que no sea un huevo lanzado contra el vidrio, si no que con un canto, poesía o un mini show”, dijo.

Carafi señaló que la noche del 31 de octubre “para los cristianos es una oportunidad de recordar a todos nuestros santos”.

“No hay nada de malo en celebrar en familia, disfrazarse y salir a pedir dulces. Más bien, es una oportunidad de enseñarles a nuestros hijos gratitud y respeto por los demás, a la vez que conocen mejor a sus vecinos”, indicó.

El padre de familia señaló que la intención de este “Halloween blanco “no es eliminar los elementos positivos de la celebración. Es una oportunidad para que los niños lo pasen bien y no creo que prohibir a nuestros hijos participar, sea el mejor camino para cambiar la imagen de Halloween por algo más positivo”.

Para que los niños puedan aprender buenos valores en esta fecha, hay que asegurarse de que “no cometan las mal llamadas ‘travesuras’, que no son mas que un intento de darle un nombre tierno a actos de vandalismo y chantaje”, advirtió.

“Es también importante asegurarnos de no molestar a aquellos que decidan no participar y que se muestren generosos y agradecidos con todos los que se encuentren”, dijo.

José Miguel Carafi subrayó que se debe valorar la fecha porque “celebrar a los santos es celebrar las vidas heroicas dedicadas a Dios. El valor, dedicación y esfuerzo de estos hombres y mujeres ejemplares son muy significativos en una sociedad tan banal y materialista”.

“Además, los temas de generosidad y hospitalidad de la entrega de dulces y el vínculo que se crea entre vecinos al salir todos juntos, también son valiosas lecciones para niños y jóvenes, siempre tentados por el egocentrismo y las ansias competitivas”, añadió.

Para poder reconocer a quienes sí desean participar en la celebración pero desde sus casas, en la parroquia promueven que se coloque “una señal (un paño o un globo blanco) en su puerta. De esta manera, aquellos que no quieran participar no son molestados”.

“En caso que los niños aparezcan de todas maneras, una explicación clara es la mejor forma de comunicar que no se es parte de la celebración. Ignorar a los niños o atacarlos es buena forma de incentivarlos a hacer travesuras”, indicó.

José Miguel Carafi y María Cecilia Laso pertenecen a la parroquia San Alberto Hurtado y al movimiento Regnum Christi.