En su habitual catequesis de la Audiencia General de hoy, el Papa Benedicto XVI habló de San Pedro Damián, monje y reformador de la Iglesia del siglo XI, que es ejemplo para los cristianos para "saber hacer silencio en nosotros para escuchar la voz de Dios en la plegaria y la meditación" para así caminar hacia la santidad.
El Santo Padre explicó que Pedro Damián fue un "monje, amante de la soledad y, a la vez, intrépido hombre de Iglesia, comprometido en primera persona en la obra de fuerte reforma comenzada por los pontífices de su época".
Este Santo, continuó el Papa, que perdió muy pronto a sus padres y fue educado por sus hermanos, tuvo una magnífica formación tanto jurídica como en la cultura clásica y latina. En su juventud se dedicó a la enseñanza y fue autor de grandes obras literarias, pero pronto sintió la llamada a la vida monacal e ingresó en el monasterio de Fonte Avellana.