Los grupos "Opción por los Pobres" y "Movimiento Somos Iglesia", que por mucho tiempo se han proclamado católicos y han exigido reformas a la Iglesia, se unieron a una larga lista de entidades abortistas y feministas para apoyar la despenalización del aborto en Chile.
Ambos grupos, identificados con la teología de la liberación, firmaron una "declaración pública" en la que decenas de grupos anti-vida, reclaman el aborto irrestricto como parte de "la libre opción sobre la maternidad de acuerdo a los propios proyectos y condiciones de vida".
La declaración surge a propósito del caso de la joven chilena Karen Espíndola, embarazada de cinco meses, cuyo bebé sufre una grave malformación. El caso de Espíndola es presentado como motivo de "aborto terapéutico" a pesar de que los médicos no consideran que existe riesgo de vida para la madre.