El Obispo Prelado de Ayaviri (Perú), Mons. Kay Schmalhausen, llamó a los sacerdotes a rezar para que en sus vidas se encienda el celo evangélico y afirmó que el nuevo sucesor de Pedro, al elegir el nombre de Francisco ha unido la simplicidad evangélica con la misión evangelizadora.

Se trata de "un Papa que ha comenzado su pontificado con palabras y gestos sencillos, como es sencillo nuestro pueblo creyente, y con un nombre programático quizá por su doble identificación, tanto con el 'pobre de Asís', así como con el gran santo de las misiones, San Francisco Javier".

"Me atrevo a sugerir que se unen así en un verdadero programa de vida y renovación eclesial la 'simplicidad evangélica' con la 'misión evangelizadora'. Sí, anuncio valiente de la fe, sin complejos ni miedos, y sencillez evangélica de vida cristiana como testimonio cercano de la cruz de Cristo", afirmó.

El Prelado dijo estas palabras durante la Misa Crismal, que si bien se celebra en Jueves Santo, fue adelantada para el 14 de marzo debido a la lejanía de las parroquias en una diócesis de 32.000km2 y caracterizada por la pobreza de la mayoría de su población.

Mons. Schmalhausen agradeció los ocho años de pontificado de Benedicto XVI y señaló que la Iglesia vive un tiempo de reforma y renovación que entraña de algún modo un doble movimiento. "Por un lado la Iglesia busca iluminar con la luz de la fe y el evangelio al mundo, pues su cometido es asumir la misión por Cristo a nosotros confiada: ser luz del mundo y sal de la tierra", recordó.

Esta acción del Espíritu, indicó, se da en un apóstol y santo como Francisco Javier que enciende la llama de la fe a un oriente "desorientado y pagano que desconocía a Cristo. Llevarle esa fe con valentía, sin cobardías ni cambalaches".

"No obstante –afirmó-, en orden a renovar el mundo, la Iglesia necesita ella misma de constante renovación interior: 'Eclesia semper reformando'. Son las palabras de Jesucristo a San Francisco de Asís: 'Reconstruye mi Iglesia'".

El Obispo de la diócesis surandina exhortó por tanto a no ceder ante "el óxido pesado de nuestros prejuicios o el peso muerto de nuestras categorías o hermenéuticas mundanas" que empobrecen la Palabra de Dios, sino más bien volver a las fuentes "y limpiar los ojos con el colirio de la sencillez evangélica para ver lo que viene de Dios".

Sin embargo, advirtió que sencillez evangélica no quiere decir quitar las reglas de la fe, los mandamientos y dogmas. "Por el contrario, significa más que nunca encontrar sin prejuicios su origen y razón de ser, su riqueza y capacidad de iluminar nuestra vida cristiana, la capacidad que toda esa rica tradición y bagaje de la Iglesia, esa herencia preciosa tiene, de orientar nuestra vida con autentica libertad hacia Dios, en dirección a su reino", afirmó.

En ese sentido, Mons. Schmalhausen exhortó a los sacerdotes a orar a Dios para que "nuestra vida se encienda del celo por evangelizar, por ser testigos cada vez más creíbles del amor de Dios en el mundo", y pedir a María para que "nos enseñe a mirar lo esencial, a ir a las fuentes siempre frescas del evangelio, a dejar limpiar nuestra mirada con la gracia de Dios para no ocultar sino mostrar y vivir las exigencias del Evangelio de la Cruz".

"Para nosotros queridos sacerdotes, y para mi quizá en primer lugar, mirar al Sucesor de Pedro será siempre un aliciente en nuestra fidelidad a Jesucristo y nuestro amor a la  Iglesia", expresó.