Durante la Profesión de Fe con todo el Episcopado italiano, el Papa Francisco exhortó a los obispos a dejar de lado "cualquier forma de arrogancia para inclinarse ante todos aquellos a los que el Señor confía a nuestro cuidado", en especial de los sacerdotes.
"La consecuencia de amar al Señor es darlo todo, absolutamente todo, hasta la propia vida por Él; esto es lo que debe distinguir nuestro ministerio pastoral; es la prueba que nos dice con qué profundidad hemos abrazado el don recibido respondiendo a la llamada de Jesús y de qué manera estamos unidos a las personas y a las comunidades que nos han sido encomendadas", expresó durante el acto realizado ayer en la Basílica de San Pedro.
El Santo Padre recordó a los obispos que "no somos expresiones de una estructura o de una necesidad organizativa: incluso con el servicio de nuestra autoridad estamos llamados a ser signo de la presencia y la acción del Señor resucitado y edificar así la comunidad en la caridad fraterna. Incluso el amor más grande, de hecho, cuando no se alimenta de forma continua, se desvanece y se apaga".