El Papa Francisco presidió este jueves la Misa por la Solemnidad del Corpus Christi en el atrio de la Basílica San Juan de Letrán, desde donde llamó a los católicos a vivir la auténtica comunión y solidaridad que nace de la Eucaristía, sacramento "que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en Él".

Ante los miles de fieles que se acercaron a la basílica romana, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio de la multiplicación de los panes y peces, donde "hay una expresión de Jesús que me sorprende siempre: 'Denles ustedes de comer'. Partiendo de esta frase, me dejo guiar por tres palabras: seguimiento, comunión, compartir".

El Papa explicó que la muchedumbre se congregó alrededor de Cristo porque saben que "Jesús habla y actúa de una manera nueva, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien dona la esperanza que viene de Dios".

Ahora, dijo Francisco, "nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros intentamos seguir a Jesús para escucharlo, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarlo y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don a Él y a los demás".

Por ello cuestionó la actitud de los apóstoles de despedir a la gente para que fuera a buscar alimentos a los pueblos y caseríos porque caía la tarde. "Ésta es la solución de los apóstoles: que cada uno piense en sí mismo: ¡despedir a la gente! ¡Cuántas veces nosotros cristianos tenemos esta tentación! No nos hacemos cargo de la necesidad de los otros, despidiéndolos con un piadoso: '¡Que Dios te ayude!'".

"La solución de Jesús va hacia otra dirección, una dirección que sorprende a los discípulos: 'denles ustedes de comer'. Pero ¿cómo es posible que seamos nosotros los que demos de comer a una multitud? 'No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente'. Pero Jesús no se desanima" -recuerda el Papa-, y tras hacer sentar a la gente, bendice los panes para que sean distribuidos por los discípulos.

"Es un momento de profunda comunión: la multitud alimentada con la palabra del Señor, es ahora nutrida con su pan de vida. Y todos se saciaron", expresó el Santo Padre.

En ese sentido, Francisco explicó que escuchando la Palabra y nutriéndose de la Eucaristía, los fieles pasan de "ser multitud a ser comunidad". "La Eucaristía es el Sacramento de la comunión, que nos hace salir del individualismo para vivir juntos el seguimiento, la fe en Él".

"¿Cómo vivo la Eucaristía? ¿La vivo en forma anónima o como momento de verdadera comunión con el Señor, pero también con tantos hermanos y hermanas que comparten esta misma mesa? ¿Cómo son nuestras celebraciones eucarísticas?", preguntó el Papa.

Seguidamente, el Santo Padre señaló que al multiplicar los pocos panes y peces, Cristo llama a los cristianos a la solidaridad, poniendo "a disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque solo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda, dará frutos. Solidaridad: ¡una palabra mal vista por el espíritu mundano!".

Con la Eucaristía, explicó, el hombre experimenta la "solidaridad de Dios". "Jesús se dona a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida en los momentos en los que el camino se hace duro".

"Seguimiento, comunión, compartir. Oremos para que la participación a la Eucaristía nos provoque siempre: a seguir al Señor cada día, a ser instrumentos de comunión, a compartir con Él y con nuestro prójimo aquello que somos. Entonces nuestra existencia será verdaderamente fecunda", culminó.

Al culminar la Misa, miles de personas acompañaron al Papa en la procesión que llevó el Santísimo Sacramento hasta la Basílica Santa María la Mayor.