Arturo Mari, fotógrafo personal del futuro beato Juan Pablo II, afirmó que todos los episodios que vivió con el extinto pontífice, en el Vaticano y en sus constantes viajes, le confirmaron que sin duda el Siervo de Dios es un santo, "un hombre de Dios".
"Te garantizo que era un santo vivo, por todo lo que podía ver con mis ojos, escuchar con mis oídos, no puedes creer todo lo que podía hacer ese hombre", dijo Mari, de 71 años de edad y que desde los 16 se dedicó a registrar la vida de cinco pontífices, desde Pío XII hasta parte del pontificado de Benedicto XVI, cuando se retiró en 2008.
Así, entre las miles de experiencias, Mari recuerda la visita de Juan Pablo II a la isla coreana de Sarok el 4 de mayo de 1984, que era una antigua colonia para leprosos que recibían tratamiento.