El 23 de mayo, el grupo terrorista Maute, que le ha jurado lealtad al Estado Islámico, destruyeron la Catedral de María Auxiliadora, en Marawi, sur del país, y secuestraron al P. Teresito "Chito" Suganob y a otros fieles congregados en el templo.
En respuesta, el gobierno filipino ha dado orden de emprender una ofensiva contra los yihadistas de Estado Islámico, sin embargo, algunas organizaciones humanitarias temen que esa intervención, tal y como está planteada, sólo sirva para avivar el fuego de la violencia.
Hasta el momento, los enfrentamientos entre el ejército filipino y el Estado Islámico, y las acciones de los terroristas, han provocado la muerte de casi 200 personas, la mayoría terroristas, pero también soldados filipinos y civiles. Además, casi 200.000 personas han huido de sus hogares, lo que ha generado un grave problema humanitario.
La Iglesia se está implicando en la ayuda a estos refugiados con iniciativas emprendidas por las diócesis, las parroquias y las asociaciones eclesiales para buscar refugios y lugares de acogida.