El Obispo de Zárate-Campana, Mons. Oscar Domingo Sarlinga, señaló que "en la atención pastoral de quien padece angustia y depresión ocupa un lugar de primer plano todo lo que pueda robustecer la fe, comprendiendo por ésta las certezas acerca de la bondad y sabiduría de Dios".
En su carta pastoral titulada "Depresión y angustia, males complejos dentro del misterio del sufrimiento", el Prelado argentino explica que "la depresión y la angustia, en lo espiritual, constituyen una dura prueba. El papel de los que cuidan de la persona deprimida, y no tienen una tarea terapéutica específica (por ejemplo quienes atienden a nivel pastoral a quienes más sufren), consiste sobre todo en ayudarle a recuperar la estima de sí misma, la confianza en sus capacidades, el interés por el futuro y el deseo de vivir".
"Por eso, es importante tender la mano a todos los enfermos, ayudarles a percibir el Amor y la ternura de Dios, integrarlos en una comunidad de fe y de vida donde puedan sentirse acogidos, comprendidos, sostenidos, en una palabra, dignos de amar y de ser amados", explica el Prelado.