El Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, explicó en su homilía dominical que "la sencilla y respetuosa firmeza de la Iglesia no nace de los hombres frágiles y débiles que la conforman, sino del Espíritu que está en medio de ellos".
El Purpurado destacó también que "nosotros los débiles y pecadores, nos sentimos orgullosos de haber sido elegidos para formar la Iglesia"; y advirtió del peligro de "creer que nosotros somos los que edificamos la Iglesia, que son nuestras estrategias y habilidades las que harán avanzar a la comunidad cristiana. Cuando nos dejamos llevar por estos falsos criterios nos encerramos y nos replegamos ante los ataques de los proyectos de los poderosos".
Tras precisar que los sufrimientos de la Iglesia son paralelos a los de Cristo, pues no pueden desembocar en la venganza o en la muerte sino en la esperanza y en el bien; el Cardenal subrayó que la Iglesia debe tener la valentía de dar las razones de la esperanza a todos los que la pierden, aunque siempre con sencillez y respeto, con sinceridad, en paz con su conciencia y con claridad "para que queden avergonzados los que denigran la conducta cristiana".