El famoso exorcista español, P. José Antonio Fortea, escribió una aguda crítica a los lefebvristas, de quienes dijo que "al final la Iglesia los admitirá" y a quienes cuestionó sobre sus posturas cuando aún se aguarda su respuesta a las negociaciones para su posible ingreso a la plena comunión de la Iglesia Católica.

A continuación reproducimos el artículo escrito por el Padre Fortea titulado "Marcel Lefevre: Lo que el viento se llevó" (La imagen que acompaña la nota es la misma que la del post).

"Esta preciosa pintura de Vasily Perov representa al sacerdote Nikita Pustosviat disputando con el patriarca Joaquín acerca de la Confesión de la Fe. Una magnífica pintura para hablar de los seguidores del arzobispo Marcel Lefevre, arzobispo excomulgado.

El más bello elogio a mi obra teológica más conocida, Summa Daemoniaca, lo recibí de mano de los censores lefevrianos. Se trata de una loa que, desde hace muchos años, guardo en mi corazoncito como la más entrañable que he recibido nunca. En ella se decía, que quedaba prohibido leer mi libro, porque en él se presentaba una visión excesivamente misericordiosa de Dios y un enfoque exageradamente optimista de la Salvación.

Desde entonces, he tenido contacto más veces con fieles y sacerdotes de esa fraternidad, que buscan una Iglesia monárquica, uniforme y parecida a la estructura de un ejército.

Por eso me sorprendo cuando he escuchado a algunos articulistas, que no creo que los conozcan personalmente, afirmando que ellos pueden aportar mucho a la Iglesia.

No sé lo que aportarán a la Iglesia, pero sí que conozco el mensaje que ellos traen por el mundo.

No traen la Santa Tradición de la Iglesia, sino la Tradición entendida bajo una personal inflexibilidad decimonónica. No traen el rigor, sino el rigorismo.

No traen la obediencia a los cánones dentro de la ortodoxia, sino la desobediencia a los cánones con la excusa de la ortodoxia. No traen la belleza de la liturgia, sino la soberbia del non serviam.

Su espíritu no es el amplio, libre y amable patrimonio de la patrística, sino el espíritu puntilloso del fariseísmo mezclado con el mensaje de Cristo.
Al final, la Iglesia los admitirá como siempre ha admitido a los hijos pródigos, sin reproches, con los brazos abiertos. Y ese día haremos fiesta en la casa universal de los creyentes. Y la haremos de corazón.

Pero en este caso el hijo que retornará a casa, no es el hijo pródigo que gastó su herencia con prostitutas, sino el riguroso hijo fiel que enrrabietado se marcho de la casa y no volvió durante años.

Pero volverán y les acogeremos. Y les acogeremos con la generosidad que nos enseñó el Gran Concilio Vaticano II. A ellos que tanto claman a favor de una férrea autoridad, cuando retornen, se les aplicará la autoridad bondadosa que nos enseñó el Espíritu Santo en tiempos de Juan XXIII y Pablo VI.

Sí, retornarán. Y retornarán, porque en el fondo saben que no son las rúbricas y las prescripciones las que salvan. Se puede amar todo lo que uno quiera las rúbricas, las capas pluviales, los roquetes y el incienso en incensario de plata, pero a condición de que uno sepa que no son ellos los que salvan.

El camino que nos enseñó Jesús, está plasmado en la Tradición, no en el tradicionalismo. No es el ritual de San Pío V, ni el Novus Ordo, los que nos salvan, es la misericordia de Dios.

Ellos lo saben en lo más profundo de su alma, y también ellos escuchan en su corazón una Voz Divina que les advierte en lo más interno de su conciencia: los budistas y los musulmanes os adelantarán en el Reino de los Cielos".

Para leer el post original, ingrese a: http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/2012/07/marcel-lefevre-lo-que-el-viento-se-llevo.html